Thursday, November 08, 2007

Filosofía del Viaje en el Tiempo (remasterizado)

El Futuro no Existe, es siempre pasado. EL presente no existe, es siempre pasado.
Tengo la leve suspicacia de que vivimos en un pasado constante. El ahora, es pasado en el mismo instante que lo nombro. Es tan efímero el presente, que dudo de que exista. Todo es pasado. Más cercano, más lejano. Pero todo es pasado al fin. Pero por más fugaz que sea ese presente, lo tengo que vivir como eterno, pensando en un futuro finito. La muerte llegará después de mi nacimiento. Es lo único seguro. El resto, lo puedo ubicar donde quiera, pasado, presente o futuro, pero siempre entre los límites de nacimiento-muerte. Pero para vivir hay que tenerlos en cuenta a todos (pasado, presente y futuro), aunque no existan, aunque nos carguen. La vida no es solamente lo que ocurre entre el pasado y el futuro. La vida es algo más...o por lo menos eso espero yo.

Wednesday, May 02, 2007

Uroboros

Hoy sentí la necesidad de escribir. No sabía que. Un Cuento. Una Memoria. Cargué varios temas de Silvio Rodríguez y Aute en el Real Player y me puse a escribir. Y pensé en escribir sobre como me ponía a escribir. Ahí recordé devastado la película "El Ladrón de Orquídeas" ("Adaptation" en inglés). En esta película el guionista hizo una película sobre un guionista que escribe un guión sobre un guionista que escribe un guión. Impresionante. No tanto como mi historia remanida. Que ahora sé que nada tiene de original. Un escritor que escribe sobre un escritor que escribe, dejó de ser original. Entonces empiezo a tratar de encontrar una vuelta de tuerca. Algo que me corone. Algo que cuando lo termine de escribir, el lector diga...al final lo logró. Pero nada. Sigo escribiendo sobre lo mismo. Pienso en no entrar concéntricamente en la historia. (Adoro la palabra concéntrica desde que leí a Borges en la facultad); sino irme hacia atrás. Y si de repente el escritor que escribe sobre un escritor que escribe sobre un escritor, se da cuenta de que él no es el primogénito escribiente sino que alguien lo esta escribiendo a él. Y ahí comenzamos a alejarnos hacia un 'atrás' aparente. El escritor pasa a ser un escribido. Pienso que lo logré. Que finalmente encontré esa vuelta de tuerca que quería encontrar. Y pensar que escribí todo minuciosamente planificado para llegar a la conclusión de que no iba a poder inventar nada nuevo, de que lo original no existía, que me iba a ser imposible escribir algo nuevo. Y ahí radicaría lo interesante de mi relato. La reflexión sobre la imposibilidad de ser original. Tenía toda mi teoría sustentada. Y este relato la iba a sostener varios años más. Pero no. La originalidad me sorprendió aunque no lo quería hacer. Aunque no la buscaba. Que el escritor se de cuenta de que no es él el que escribe sobre el escritor que escribe sobre él escritor; sino que alguien lo escribe a él. Je. Soy muy ingenioso. Puedo irme a dormir tranquilo. He vuelto a ser original. Cerró el libro y se fue a dormir.
Releyó el texto. "He vuelto a ser original" esa frase no le cerraba. Este escritor sobre el que él estaba hablando nunca diría "He vuelto", seguramente diría "Volví a ser". Lo corrigió. Borró el "He vuelto" y lo reemplazó con el "Volví a ser". Luego se fue a dormir. Desde la cama pensó:
- "He vuelto a ser original", inmediatemante se corrigió: - "Volví a ser original"

Monday, February 19, 2007

Prologo de mi prologo

Por Nahuel Laxalt

Vivimos contando historias. Contando cuentos. Ya sea como viejos recuerdos que se hacen presentes, anécdotas que distienden o vidas ajenas que deseamos sean propias.
Algunos lo hacemos por gusto, por necesidad, otros contamos sin saber que lo estamos haciendo. Pero es imposible no contar. Todos, alguna vez en la vida, contamos un cuento. O una novela. O un chisme. Que alguien nos contó. Que escuchamos. Que leímos. O tan solo lo inventamos.
Vivimos contando historias. En reuniones de amigos. Con una pareja. Solos en la oscuridad de una habitación. En la ducha. Mientras viajamos. A un jefe. A un desconocido en la cola de un banco. A algún abuelo. A algún nieto. A alguien.
Contar historias es parte de lo que somos. Y esas historias que contamos, hablan por referencia o por oposición de nosotros. De nuestra forma de ver o no querer ver el mundo. De lo que pensamos. De lo que sentimos. Y es por eso que a veces da miedo contar. Pero ya no tiene sentido seguir engañándonos. Todos contamos historias. Y a todos nos gusta escucharlas.


“Un simple retazo de vida alcanza para contar la historia más maravillosa”